Cerámica emocional: crear con las manos para sentir mejor
En nuestro ritmo acelerado, solemos actuar sin pausa, sin escucharnos. En ese espacio, la cerámica emerge como una posibilidad transformadora: una forma de detenernos, conectar y expresarnos más allá de las palabras.
Hoy en día, no es de extrañar que médicos y psicólogos trabajen algunas artes en su terapia, como lo es el dibujo y la pintura y otra el modelaje con plastilina o cerámica.
Son herramientas que ayudan a concentrarte ayudando a desconectar con el exterior y conectar con tu interior.
Hoy os vengo a hablar de las virtudes que tiene el trabajar con barro, ya que es mi material favorito a día de hoy y por eso me dedico a trabajarlo.
Trabajar con arcilla —su textura, su materialidad— nos conecta profundamente con nuestro cuerpo y nuestras emociones.
La actividad de modelar se convierte en una forma de atención plena, similar a la meditación: concentrarnos en la forma, el tacto, el ritmo del gesto, mientras la mente se libera del ruido cotidiano.
Este modo de expresión sin palabras, nos ayuda a ver lo que sentimos pero no sabemos cómo decirlo. La cerámica nos ofrece un lenguaje no verbal: las emociones se plasman en forma, textura y volumen. Podemos hacer visibles los sentimientos que habitan en nosotros sin tener que explicarlos.
Además, crear con barro estimula nuestra creatividad y capacidad de resolución.
Pero va más allá: al superar los errores y ver el proceso como parte del resultado, cultivamos flexibilidad mental, paciencia y autoestima.
Cada pieza es una prueba de lo que somos capaces, de nuestra resistencia y creatividad.
Bienestar emocional integral
La cerámica activa nuestras emociones y, al hacerlo, puede reducir niveles de estrés, ansiedad y favorecer un estado general de calma.
Estudios muestran que actividades artísticas como modelar arcilla tienen efectos fisiológicos similares a la relajación profunda.
No sólo eso sino que, el arte en la cerámica no persigue la perfección estética, sino el significado personal.
En contextos terapéuticos, artistas, como Lia Vidal, han encontrado en la cerámica una forma de explorar emociones profundas como la soledad, el duelo o la rabia, convirtiendo la pieza en reflejo y puente hacia el otro
Y como Lia, yo, Alicia, he vivido y sigo viviendo una gran transformación y conexión con mi interior gracias a este estado meditativo continuo que me ofrece el barro, llegando a sorprenderme yo misma de ese conocimiento interno que no procede de esta vida.
Este año me he atrevido a lanzar un nuevo programa de Arte-terapia al que he llamado “Moldea lo que sientes” pues no se trata de dominar una técnica, sino de escucharnos, transformarnos y, suavemente, encontrarnos.
Algo que a día de hoy, es tan difícil con tanta tecnología y tanta información continua.
Deseo que, como yo, otras personas también puedan saber lo que se siente al escogerse a uno mismo y dejar de correr por un momento. La vida se trata de saber quien eres y de disfrutarla, el CV hay que apartarlo por un momento.
Por eso te invito a saber más sobre el PROGRAMA que he diseñado, estoy convencida que también tú, puedes parar para comenzar a conocerte un poco más.